JUGARON: Bravo; Gerardo (Novo, min. 80), Mikel González, Víctor López, López Rekarte; Aranburu, Garitano (Mikel Alonso, min. 75), Savio, Xabi Prieto; Herrera (Diaz de Cerio, min. 75) y Kovacevic.
GOL:0-1. min.28: Arizmendi
Resulta difícil hacer una crónica del último partido de la Real, ya que, aunque una intente no repetirse, los partidos de la Real siguen una serie de patrones tan repetidos hasta la saciedad durante toda esta temporada que casi puedo asegurar que estoy capacitada para hacer ya, ahora mismo, la crónica del próximo partido de la Real contra el Zaragoza, salvo gran sorpresa.
Son momentos en los que por todos los rincones de Gipuzkoa se pueden escuchar y leer miles de análisis sobre el problema de la Real y cuáles son las razones que nos llevan a Segunda. Son miles los argumentos que se pueden exponer, y no hay duda de que esto no es algo que venga de ayer, ni de antes de ayer. Son muchos los años que lleva el equipo txuri urdin en ese círculo vicioso de dejarse querer por la Segunda División. Pero no vamos a analizarlos ahora. Vamos a estudiar lo que pasó antes de ayer en el campo. Y lo que ocurrió el sábado en Anoeta es la causa directa del más que probable descenso a Segunda: un equipo sin gol que además encaja todo lo que recibe. Y en el caso de los últimos partidos, no ha sido necesario que recibiera mucho.
Los equipo pueden jugar contra la Real con la tranquilidad de quien sabe que aún sin portero no recibirá ningún gol, y con la certeza de que con llegar una, o a lo sumo dos veces, a la portería de Bravo, los tres puntos serán suyos. Si no es el portero, es la defensa, pero el caso es que siempre hay alguien atrás haciendo regalos. Y arriba perdonando.
Es delictivo, para algunos, que sigan jugando Darko y Aitor en el campo. Más delictivo puede llegar a ser haber traído en invierno a un delantero como Herrera. Todo lo que se podía augurar de un jugador que ni cedido jugaba en una Liga de un nivel muy inferior a la nuestra, lo demostró en el último partido. Al menos Darko le regaló dos pases de gol. Herrera ni pases de gol ni goles casi cantados. Para ese trabajo, no necesitamos alforjas.
Y es que durante toda la primera parte la Real Sociedad volvió a ser superior al equipo que tenía en frente. No es que jugara bien, porque eso hace años que no se ve en Anoeta, pero si fue el único equipo que atacaba, el único que llegaba a alguna de las dos áreas. Fueron minutos aburridos y previsibles en lo que sólo alguna jugada aislada de Xabi Prieto se salía del guión. Los aficionados veían como una y otra vez su equipo se acercaba con peligro al área contraria pero ni Darko ni Herrera tienen esa chispa necesaria (y De Cerio en el banquillo).
Entonces llegó el gol. Y no el de la Real. El Depor se acercó, provocó una falta y ya está. No hacía falta más. La defensa de la Real hace lo demás. Es cierto que el deportivista toca el balón con la mano pero no sirve de excusa ya que Arizmendi manda a la red un balón que nunca debió tocar si la defensa hubiera estado atenta.
No se vino abajo el club txuri urdin. Siguió intentándolo y en esos minutos restantes de la primera parte tuvo las mejores oportunidades. La segunda parte acabó por desdibujar el poco fútbol visto hasta el momento y con la paciencia de los aficionados que brindaron una sonora pañolada final de unos cinco minutos de duración, acompañada de gritos de: DIMISIÓN. Aunque eso sí, un sector de la afición dejó oír también gritos de ánimo a Lotina.
Un partido más, o un partido menos, como se quiera ver. Total, todos los caminos conducen a lo mismo: al descenso.
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