lunes, 31 de marzo de 2008

Cura de humildad

Real Sociedad 1 - Racing de Ferrol 2

Real Sociedad: Riesgo; Carlos Martínez, Labaka, Mikel González, Gerardo (Delibasic, min. 80); Mikel Aranburu, Martí, Nacho (Gari, min, 62), Xabi Prieto; Víctor (Mérida, min. 55) y Díaz de Cerio.
Racing de Ferrol: Queco Piña; Zanev, Olmo, Jonathan Martín, Ceballos; Sousa (Manuel, min. 81), Rubén García, Chema Mato (Camí, min, 46), Alvaro; Jonathan Pereira y Medina (Rudy Carlier, min.67).

Goles:
0-1: Jonathan Martí, min. 45 (p.)
0-2: Rudy Carlier, min.78
1-2: Carlos Martínez, min.88

Hay un camino que va de la confianza en uno mismo a la prepotencia. Y la plantilla de la Real Sociedad parece haberlo andado de la mano. Lo que ayer tuvimos que soportar los aficionados de la Real en Anoeta fue una vergüenza de partido en el que el conjunto txuri urdin recibió una cura de humildad de uno de los equipos de la parte baja de la tabla. La pésima actuación del árbitro no sirve para excusar a la todavía más pésima e intolerante actitud del equipo.

En las últimas jornadas la Real ha caído ante dos de los equipos que mejor posicionados están en la tabla. Sin embargo, en ambos encuentros, salvo la falta de pegada arriba el equipo convenció a sus aficionados y a la prensa que en las últimas semanas se ha cansado de repetir que éste es el mejor equipo de la categoría. Un mensaje que se lleva repitiendo desde hace varias jornadas desde todos los estratos del club y su entorno y que ha calado demasiado hondo en la plantilla. Y es que, parece que los futbolistas han dejado de creer en sus posibilidades a creer en una realidad todavía no lograda.

La Real ayer entró en un partido sin ritmo, cansino y aburrido ante un rival “fácil”. Los txuri urdin tenían la pelota pero una vez más, el planteamiento de Eizmendi no favoreció su juego. Después de cinco minutos interesantes Nacho desapareció del partido y en la banda derecha Prieto no tuvo su mejor partido: su máxima aportación en los 90 minutos fueron un par de pases en profundidad y otro par de paredes con un más que voluntarioso Carlos Martínez. Con todo, la falta de un media punta que enganchara con un apático Víctor y un De Cerio algo más vago de lo normal hacían que todo el juego ofensivo de la Real pasara por balones colgados con escaso criterio que morían siempre en las manos del guardameta rival o en los pies de la defensa del Ferrol.

Arriba, Víctor seguía en la dinámica que ha mostrado en los últimos partidos: pasar del asunto, y De Cerio desesperaba al público con su actitud. Los balones que llegaban arriba morían en el área con escasa –o ninguna- lucha por su parte. Con todo, el Ferrol no hacía peligrar la portería contraria y todo hacía indicar que apretando el acelerador cinco minutos podría bastar para hacerse con el partido. Eso debían pensar los jugadores hasta que el árbitro –que ya se había comido un penalti sobre De Cerio-, decidió que él también quería ser protagonista del partido inventándose un penalti de Gerardo. Corría el minuto 44 de la primera parte y el mazazo del gol “psicológico” fue excesivo.

Sin cambios en el terreno de juego, la Real salió algo atontada al campo tras el descanso. Un par de intentonas realistas fueron respondidas con una ocasión del Ferrol y el marcador hizo mella que un equipo que no supo reponerse. Empezaron entonces unos minutos horribles, en los que la falta de actitud y la escasa capacidad mostrada ayer por el equipo para rehacerse provocaron que lo que se vio en el campo fuera un cúmulo de despropósitos tras otro. Martí en el centro y en el resto del campo, impartiendo su criterio y corrigiendo los desaguisados de los demás, y Carlos Martínez, supliendo su falta de técnica con un torrente de voluntad y amor propio fueron los dos únicos realistas que se salvaron. Llegó entonces el cambio que el equipo necesitaba y Mérida entró, prácticamente a debutar, con la camiseta txuri urdin. Con él en el campo llegaron los mejores minutos realistas en los que el conjunto donostiarra pudo marcar –el propio Mérida tuvo dos buenas ocasiones-, pero el despertador había sonado tarde.

Había que arriesgar. Así lo entendió Eizmendi que sacó del campo a Gerardo y dejó a la Real con dos centrales y Martínez en la zaga. Y entonces llegó el mazazo. En un tremendo error de un desubicado Mikel González llegó el segundo gol del Ferrol. Excesivo premio para ellos, justo castigo para nosotros. A partir de ahí el equipo lo intentó a la desesperada y apunto estuvo de lograrlo. Carlos Martínez firmó un gran partido con un increíble disparo que entró en la portería y ya en el último minuto Delibasic logró empatar en un gol que el árbitro decidió que no subiera al marcador por una supuesta falta de De Cerio al meta del conjunto gallego.

Al final, la Real cayó por méritos propios y con ayuda del árbitro en un partido en el que debería haberlo tenido controlado. Quizás la falta de humildad o respeto al equipo contrario llevó a los futbolistas a pasar de creer en sus posibilidades a confiarse en exceso, lo que les condujo a un pasotismo intolerante. Con todo, el ascenso sigue cerca, así que confío en que este bache haya servido de cura de humildad para el equipo y su entorno para corregir los errores.

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