La otra cara de la moneda

Nástic 1 - Real Sociedad 2

Gimnástic: Rubén, Izquierdo (Jandro, m.46), Mairata, Tortolero, Mingo, Campano, Bauzá, Diop, Redondo, N'Gal (Jordi Alba, m.81) y Moisés.
Real Sociedad: Bravo; Castillo, Labaka, Mikel González, Carlos Martínez (Aguirretxe, m.79); Rivas, Aranburu; Dramé, Marcos, Moha (Estrada, m.65) y Díaz de Cerio.

Goles:
0-1, min. 26: Moha
1-1, min. 74: Moisés
1-2, min. 90: De Cerio

Minuto 90 del partido. Empate a uno en un marcador en el que la Real se veía como superior desde la mitad de la primera parte y hasta el minuto 74. Una segunda parte horrible del conjunto txuriurdin, que no invitaba a pensar, ni remotamente, en la posibilidad de una remontada. Pero ocurrió. Una jugada aislada, Agirretxe rebaña un balón que llega hasta los pies de De Cerio, quien, en la única ocasión que tuvo en todo el partido, acertó a enviar el balón a la red. Un gol que significó una victoria. Un gol que significó un cambio de fortuna. Un gol con el que se cerraba un pésimo mes de octubre y un gol que regalaba tres puntos al mes de noviembre.

Lillo volvió a revolucionar el campo para este nuevo partido. Una línea de tres atrás, con Mikel González, Drame y Labaka, tres centrales cerrando un equipo que jugó con los laterales adelantados y con Rivas y Aranburu en el centro del campo. Moha, Marcos y De Cerio fueron los encargados de moverse cerca de la portería rival. El partido fue malo. Muy malo. La primera parte dejó momentos para los dos conjuntos, y es que la pelota y el juego ofensivo oscilaba de un área al otro aunque con poco trabajo para los porteros.

La Real salió al campo a su bola. Como siempre, como acostumbra, y es que a este equipo le cuesta siempre un rato asentarse, darse cuenta de dónde está y empezar a asimilar que el tiempo a empezado a andar. Y a veces, cuando despierta, ya va perdiendo. Una historia que pudo repetirse ayer, porque en los primeros quince minutos el Nástic metió miedo por medio de jugadas estratégicas. Entonces, la Real, que ayer plantó un once con una voluntad más defensiva que nunca, abrió los ojos y empezó su partido. Se hablaba de sequía goleadora, de falta de gol en este equipo pero lo que ayer mostró el conjunto txuri urdin es falta, sobre todo, de ocasiones. Pero las que tuvo, las enchufó. Con el primer tiro que fue entre los tres palos los donostiarras consiguieron adelantarse en el marcador, fue una gran volea de Moha, que se estrenó el sábado como goleador.

Desde ese momento, y hasta que el árbitro pitó el descanso, la Real realizó bien su labor. A falta de un centro del campo creador, el equipo intentó -y consiguió- contener, en mayor o menor medida, los arranques del equipo local mientras que intentaban, por medio de las bandas en las que los dueños eran Martínez y Castillo, acercarse a la portería rival, aunque sin excesiva pegada. Tras la reanudación, sin embargo, la Real ofreció su peor cara -que ya nos es habitual, por otra parte-. El Nástic se hizo dueño del partido y la Real jugó a merced de los catalanes en todo momento. Fallos defensivos y pérdidas de balón ponían una y otra vez a los tarraconenses en clara ventaja aunque los locales tampoco se mostraban excesivamente elocuentes en ataque. El empate cada vez se olía más cerca, y al final, acabó llegando. Era el minuto 74 y la Real echó a perder casi cincuenta minutos de ventaja en una jugada a balón parado.

Los aficionados de la Real, en el Nou Estadi y los que estaban al otro lado del televisor o del transistor, se temieron lo peor. Con el paso de los minutos, incluso, el empate se empezó a dar por bueno. Una falta lanzada por Castillo en el minuto 89 supuso el segundo disparo del equipo realista a portería. Un minuto después, la fortuna, por primera vez en mucho tiempo, se alió con la Real. Un rechace que logró rebañar Agirretxe aterrizó en las botas de De Cerio, quien, con la calidad que le atesora, se la colocó y, en su primera oportunidad en los 90 minutos del partido, envió el balón a la red. Un gol que desató la euforia en el banquillo realista. Y que permitió sumar tres puntos. Por fin. ¡Adiós octubre, hola noviembre!