domingo, 6 de mayo de 2007

El feudo de los ingratos

Cuentan las leyendas que había una vez una afición tan mala, tan mala, tan mala, que los lugareños acostumbraban a decir que era peor que la de la Real Sociedad, a pesar de que allí nadie conocía al equipo txuri urdin.

Servidora es orgullosa miembro de la familia txuri urdin. Orgullosa sobre todo en los desplazamientos, en los que curiosamente, mezcla del alcohol y del efecto Vicente, la masa txuri urdin siempre deja buena impresión. Pero Anoeta es otro cantar. A la mezquina actitud de silbar al equipo a las primeras de cambio y a la hipócrita reacción de exigir más al de casa que al de fuera (que se paga por él y se le paga a él un ojo de la cara y un coche regalado) se le suma la vomitiva actuación del... ¿respetable? este fin de semana.

O sea, sonora e incomprensible pitada a Prieto (vale que está mal pero ni es el culpable de la situación ni lleva la camiseta del equipo contrario) y sonora ovación a Messi. Ojo, que si el argentino marca en Anoeta el gol que hizo el otro día yo soy la primera que aplaudo. Pero no fue el caso. ¿Es bueno? Sí. ¿Jugó bien? También. ¿A todos nos gusta verle jugar? Por supuesto. Pero no en Anoeta contra nosotros. En ese momento queremos que falle, queremos presionarle, queremos que caiga, queremos que se equivoque, queremos robarle el balón, queremos dejarle en ridículo. Pero en vez de eso, optamos por gritar OLEGUER, simplemente porque nos cae simpático. Claro, así de cómodos jugaron los culés. Si se les animó más que en el Camp Nou (campo silencioso donde los haya). Vamos que entre la afición, y la pachanga de la Real, los Ronaldhino y compañía se sentían ayer en la Massía del club culé rodeado de aficionados suyos. Patético.

Patético es la palabra más idónea para definir la actitud del aficionado que, ataviado con camiseta y bufanda txuri urdin, se agacha al marcar el gol el Barça para recoger algo del suelo. Vómitos lo que produce verle levantar una bufanda del Barça y dar saltos para celebrar el gol. No deja de llamarme la atención el hecho de que el equipo culé sea mejor recibido en un campo a 700 kilómetros de su casa que en el Camp Nou, puesto que la afición blaugrana es una de las peores de la Liga, llena de complejos y envidias del club madridista, y que no paran de pitar a su equipo en cuanto el Barça lo hace mal.

Con esa gran actitud de las gradas de Anoeta (y sin olvidar los cánticos de Barça Barça la liga pasada tras perder en casa contra el Madrid), no es de extrañar que los recogepelotas del club (supuestamente niños que juegan en las categorías inferiores de la Real) corran tras los partidos para conseguir camisetas de Ronie, Messi y compañía. Quizás la directiva debiera decirles algo, pero es lo que maman en Anoeta. El feudo de los ingratos

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