Muchas veces tendemos a pensar que nuestros sentimientos, nuestra manera de percibir las cosas es totalmente particular y propia sólo de nosotros. Es normal creerse especial, y en fin es cierto que cada uno a su manera lo es. Quizás sea eso lo que nos ocurre con la Real, que tendemos a pensar que es un club especial, que lo vivimos de otra manera cuando se vive exactamente igual que en otros lugares. Pero uno siempre ha creído que Real y Athletic son dos equipos que se viven de forma distinta a otros equipos, y centrándonos en el nuestro, que la Real tiene un grado de identificación con Donostia y Gipuzkoa que otros lugares no. Es obvio que la adhesión sentimental para con la Real es mayor que por ejemplo otra ciudad como Gasteiz. Quizás no es mayor o no mucho mayor al que existe para con Osasuna en Navarra, pero si que puede ser distinto. O al menos a uno le gustaría que así fuese.
Todo esto viene a raíz de otro día de San Sebastián celebrado como todos los años en la misma rutina de siempre. Aunque este año con una novedad relacionada con Gure Erreala. Pero al margen de que una peña de la Real haya sacado una tamborrada, en esta fiesta se ve la parte importante que tiene la Real en algo que es pura demostración de orgullo donostiarra, de la identificación que se hace de la Real como parte bastante importante de la identidad donostiarra. Obviamente no quiere decir esto, ni de lejos, que todos los donostiarras sean de la Real o sigan siquiera el fútbol. Ni a todos les gusta tocar el tambor, ni comen helados en Semana Grande mientras ven los fuegos, y seguro que alguno habrá entre nosotros, bien escondido, que no sea un ñoño.
Pero ya sea en las compañias que (pese a no estar muy permitido que digamos por el CAT) ayer, día 20, tocaron el himno de la Real, el que en una fiesta de representación identitaria como la arriada el himno de la Real sea un clásico, y muy querido, y las tropecientas veces en que se corean cantos de la Real entre la gente, el caso es que el sentimiento txuriurdin no sólo se vive por los colores de la ciudad, sino también por el fútbol. Ni en Gasteiz, ni en Iruña en fiestas y grandes congregaciones de gente he visto tal protagonismo del equipo de fútbol como parte de la fiesta. Es cierto que el hecho de que se interpreten canciones ayuda a que se pueda meter un himno como el del club local, es cierto que el hecho de tener un solo equipo fuerte local pues ayuda a que sea el "oficial",... Pero a uno, iluso él, le gusta pensar que hay algo más. Que realmente la Real es algo más que un equipo al uso y esta fuertemente arraigada en esta provincia porque realmente ha sido algo representativo de ella, porque realmente ha tenido históricamente un vínculo más fuerte que un equipo que juega cada dos domingos aquí y al que va a ver más o menos gente.
Posiblemente sean ilusiones mías, y la Real no sea más especial para sus seguidores o para el entorno de alrededor que otros equipos que a nuestros ojos nos parecen "vulgares", "corrientes". Pero vivo con la ilusión de que sea así. Pero también con el miedo de que ese vínculo se vaya perdiendo. De que acabemos siendo un equipo al uso. De los que cuando van bien todo el mundo se sube al carro, y cuando van mal se bajan. Afortundamente eso no pasará en un corto tiempo. Pero para las siguientes generaciones, esperemos que la Real no haya perdido aquello que es la única baza fiable que la destaca y asegura su ligazón con las personas que la rodean.
2 comentarios:
Yo como gasteiztarra, puedo decir que esto es así. Aqui en Gasteiz no hay identifacion con Alaves o Baskonia como ocurre en Donosti con la erreala. No sé cual puede ser la razón. Lo que si se es que me da una envidia enorme el ver en la plaza a la gente gritando y cuando tocan el himno de la real, los pelos de punta.
La segunda es dura y cambia mucho, además la clasificacion está muy apretada.
saludos desde Gijón; rsg-1905.blogspot.com
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