martes, 11 de noviembre de 2008

Pesadilla

Real Sociedad 0 - Eibar 0

Real Sociedad: Bravo; Gerardo, Mikel González, Labaka, Castillo; Bergara, Aranburu, Sergio, Marcos (Moha, min. 77), Estrada (Agirretxe,min. 65); Díaz de Cerio (Necati, min. 63).
Eibar: Zigor; Romero, Urzelai, Alaña, Raúl García; Carmelo, Lombraña, Cases, Tiko (Carlos Rubén, min. 53), Codina; Yagüe (Markel, min. 74).

La tarde del sábado se convirtió en una auténtica pesadilla para la familia realista. La mañana del domingo se encargó de arrojarnos a todos a la realidad. Lo vivido la víspera en Anoeta no era sólo el peor de los sueños posibles, sino que auténtico, real. La realidad más cruel.

Una vez más, el conjunto se mostró completamente incapaz de doblegar a un Eibar sosito y justito y que metió más de un susto en el cuerpo a los aficionados realistas. Sin embargo, la grave lesión de De Cerio enmudeció una tarde en la que los otros protagonistas fueron el 'botellazo' a Lillo y la patética actuación arbitral.

La Real saltó al campo decidida, pero, como siempre, con una falta de claridad a la hora de atacar. En la primera parte destacó Sergio, quien volvió al once titular haciéndose cargo de todo el juego ofensivo del equipo que lo intentaba más que otras veces pero sin lograr ocasiones de claridad. Con el paso de los minutos, como siempre también, el equipo se fue apagando y llegó entonces la hora del Eibar, quien fue poco a poco acabando con la supremacía del conjunto local. Un clamoroso error de Mikel González provocó la que fue la mejor ocasión de la primera parte, con un remate del visitante Yagüe que logró desviar Bravo.

Mientras, la Real lo intentaba aunque ya con menos determinación. Prueba de ello fue el remate de Estrada que lanzó el balón muy manso a las manos del portero rival, a la postre uno de los fatales protagonistas del encuentro, en una buena ocasión local. También Sergio tuvo la posibilidad de adelantar a los realistas pero erró al intentar sorprender con una vaselina que Zigor atajó sin problemas.

La segunda parte fue la que dejó helada a la afición realista, y también, a la eibartarra. Al igual que pasara dos semanas antes contra el Castellón, el equipo txuri urdin salió con intensidad al campo, disputando sus mejores minutos y con un juego más directo. El gol estaba cerca pero en un balón dividido, en la frontal del área del Eibar, la pierna del delantero donostiarra chocó contra la del portero del Eibar y De Cerio cayó tendido en el terreno de juego con la pierna rota. Una imagen y unos minutos para olvidar. La gravedad quedó patente con los gestos de De Cerio y el propio Zigor reclamando la asistencia médica que saltó al campo sin esperar el permiso del árbitro. Los jugadores realistas, en el banquillo, se echaban las manos a la cabeza y Lillo se acercó a dar un beso a Iñigol, que se lamentaba de su mala suerte.

A partir de ahí el partido pareció perder importancia. La Real se enfrentaba a su impotencia y la ineptitud arbitral, que se fue haciendo protagonista del encuentro. El Eibar, con el paso de los minutos, comenzó a dar el empate por bueno. Y si el partido no había tenido suficiente dramatismo para el club realista llegó el otro momento destacado de la tarde. González González, un nombre que tardaremos en olvidar, se acercó al banquillo a expulsar a Carlos Martínez por recriminar una acción. En ese momento alguien lanzó una botella -con tapón- que atravesó el foso, la pista de atletismo, el banquillo realista e impactó contra el que más ocupaba: el míster txuri urdin Juanma Lillo, quien tuvo que ser atendido. Quedaba menos de un minuto de partido pero el árbitro decidió abandonar, en medio de la confusión general, en el campo y en las gradas. Hubieron de bajar los capitanes de sendos equipos al banquillo para conocer la noticia de que el encuentro había sido suspendido. Fueron dos horas de pesadilla, pero la Real Sociedad no podrá despertar de este mal sueño hasta dentro de muchos meses, cuando De Cerio vuelva a jugar. Y con sanción por medio.

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