Real Sociedad 1 - Salamanca 0
Real Sociedad: Bravo; Gerardo (Carlos Martínez, min. 90), Labaka, Ansotegi, Castillo; Rivas (Sergio, min. 46), Bergara, Aranburu, Xabi Prieto, Estrada (Agirretxe, min. 69); Necati.
Salamanca: Alberto; Castro, Carlos (Sito, min. 50), Pelegrín, Botelho; Bustos, Jorge Alonso, Dañobeitia, Cohen (Luciano, min. 46), Isaac (Toti, min. 82); Miku.
Gol:
1-0, min. 92: Ansotegi
Se hace prácticamente imposible hablar del partido del sábado tras el esperpento que horas después se vivió en el Velódromo de Anoeta. Pero es ahora cuando más necesario se hace separar lo deportivo de lo institucional y cuando más necesario y justo es hablar de fútbol. Porque, aunque no lo parezca, en el origen, en la génesis de todo en lo que se ha convertido este club estaba el fútbol. Como afición, como sentimiento y como nexo de unión de una provincia entera. Tres aspectos que parecen estar ahora mismo enterrados a muchos metros bajo tierra.
La Real se enfrentaba al sábado a un difícil rival: el líder de la categoría. Lo hacía con un Prieto ya recuperado como titular. Lo hacía con un juego más convincente. Lo hacía tras un partido en Albacete en el que, casi por primera vez en la temporada, mereció ganar, aunque no lo hizo. Lo hacía a tres puntos del ascenso, a ocho del propio Salamanca. Y lo hacía justo antes de las vacaciones navideñas. Había que ganar. Que ganar y que convencer. Y lo logró.
El Salamanca no fue un rival fácil. No durante los primeros 45 minutos, en el que se plantó muy bien en el centro del campo, taponando a una Real que saltó al campo con Rivas como titular. Lillo recurrió a él, un jugador con el que parece contar más para los partidos de fuera que los de casa, para suplir las ausencias del club.
El conjunto txuri urdin no lograba pasar la presión de los visitantes, estrellándose continuamente contra la zaga salmantina. El fúbtol ofensivo de la Real pasaba siempre por las botas de Xabi Prieto quien era frenado una y otra vez, todo hay que decirlo, con continuas faltas. Tanto es así que rozando el descanso Botelho fue expulsado, después de insistir en parar al interior donostiarra con juego sucio. Pero para entonces el Salmanca podría haberse adelantado en el minuto 15 cuando fue necesaria una gran parada de Bravo para evitar un gol. El balón poco salía del centro del campo, ya que ambas zagas se mostraban serias en su labor, pero tras el descanso cambiaron las tornas.
Lillo sacó a Rivas del campo y en su lugar entró Sergio, ya recuperado. El Salamanca pareció salir en esa segunda parte en pos de un empate, un punto muy positivo y cómodo para ellos. Pero la entrada de Sergio en el equipo fue determinante y la Real se echó para arriba, con uno más, y con gran superioridad en el centro del campo y por la banda donde anduviera Xabi Prieto, más cómodo en esa segunda parte.
Fue entonces cuando el conjunto txuri urdin pudo haber ganado el partido en cualquier minuto, ya que fue un constante asedio realista a la meta de Alberto. Pero una vez más quedó evidenciado uno de los males de este equipo: la falta de gol. No fue hasta ya el minuto 92 cuando la Real consiguió marcar, por medio de Ansotegi, en un remate de cabeza. Sin embargo, el conjunto local hizo todavía sufrir a su afición cuando, por culpa de los nervios, regaló varias ocasiones a los visitantes en los últimos dos minutos del encuentro.
Afortunadamente, todo quedó en un susto y esta vez sí, el marcador reflejó lo que se vio en el campo. La Real ganó un partido que mereció ganar, se fue de vacaciones con tranquilidad (deportivamente hablando) y a tres puntos del ascenso. Aunque aún quede mucho trabajo por hacer.
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