lunes, 23 de marzo de 2009

A lo nuestro

Real Sociedad 2 - Girona 0

Real Sociedad:
Bravo; Mikel González, Labaka, Ansotegi; Markel, Aranburu, Gerardo; Xabi Prieto (Estrada, min. 88), Sergio (Moha, min. 82), Marcos; Abreu (Necati, min. 77).
Girona: Ponzo; José, Serra, Igor, Amantegi (Arnal, min. 86); Matamala, Manga (Xumi. Min. 65), Dorca; Raúl (Gabri, min. 65), Igor, Felipe.

Goles:
1-0, min. 60: Aranburu.
2-0, min. 63: Sergio.

Son tiempos difíciles y caminar con la mirada fija en la clasificación puede tornarse peligroso. La filosofía que debe adoptar la Real es la de ceñirse a cada partido y cuando llegue mayo, echar cuentas. No sirve de nada no ganar, pero de poco más puede servir ganar y ponerse nerviosos esperando a los fallos de los demás. De momento, parece que el conjunto txuriurdin ha aprendido a mirar sólo su ombligo, sin interesarse en los demás, y ya hasta hace goles con más asiduidad de lo normal. Lo más inaudito ha sido lo de las tres victorias consecutivas. Habría que echar la vista muy atrás -octubre de 2005- para recordar una hazaña semejante. Una hazaña que, además, infla de moral al conjunto realista, tan necesitado de ese valor. Ya es hora de comenzar a creer en sí mismos.

Y es que muchas veces, ese orgullo, esa seguridad, esa confianza, es la que permite ganar partidos completamente atascados. Como el de ayer en Anoeta. La Real, con el mismo sistema que en las dos victorias anteriores, saltó al campo con decisión. Y, con ese espíritu, logró pisar el área contraria y gozar de varias oportunidades claras de gol. El juego realista en primera instancia buscaba a Marcos, líder de la victoria siete días atrás en Xerez, pero el peso del equipo esta vez fue más equilibrado. Marcos, algo menos dañino que en aquella ocasión, Sergio y Prieto, cogieron la batuta txuri urdin.

Sin embargo el paso de los minutos jugó en contra de la Real, que no lograba marcar, algo que aprovechó el Girona para atascar el centro del campo, y irse para arriba con todo el espacio que le regalaba el sistema planteado por Lillo. E incluso fue necesaria la intervención de Bravo para repeler el que podría haber sido un auténtico jarro de agua fría en Anoeta.

Así las cosas, tras la reanudación, el Girona se creyó capaz de ganar el partido, circunstancia que le permitió a la Real gozar de más espacios para encarar hacia portería. Prieto y Sergio dirigían al equipo y fue precisamente una bonita jugada del interior realista la que acabaría en gol, en un balón que Aranburu se topó y mandó a la red con rabia. Poco después, el propio Sergio se encargaría de cerrar el marcador con un gol de falta. No faltaron los minutos de Necati, que el turco aprovechó para desfogarse, saliendo al campo en búsqueda desesperada del balón (corriendo tras él), y sin faltar a la cita de la ocasión clara que desaprovecha. Todo un clásico al que Anoeta ha acabado cogiendo cariño (como al DVD con los mejores goles de Lee Chun Soo en Zubieta) y que demostró con una sonora ovación cuando salió al terreno de juego en sustitución de Abreu.

Tres puntos de oro, tres partidos ganados, nueve puntos acumulados que dejan al equipo en una situación muy distinta a la de hace apenas un mes. No en la tabla, donde la distancia apenas se ha recortado, pero sí en la moral. Ahora sólo importa el partido en Castalia el próximo sábado. Y lo que hagan los demás, dará igual por el momento. Nosotros, a lo nuestro.

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