Se han encendido las alarmas. La Real Sociedad falló una vez más en Anoeta ante el colista de Primera División, ofreciendo además su peor versión. Un nuevo paso en falso que le impide cerrar las heridas que se habían abierto en las últimas semanas, pese a que mantiene la misma distancia en la clasificación: seis puntos sobre el descenso. El equipo no sólo no convence si no que da la impresión de haberse agotado y la afición comienza a plantearse lo peor. En apenas unos meses hemos pasado de la gloria al fracaso, el término medio nunca ha calado hondo en esta familia.
Es lógico, teniendo en cuenta de dónde venimos, mirar sólo el precipicio; pero a la Real le sigue faltando poco, muy poco para la salvación. El equipo ha complicado la situación y ha acabado metiéndose en un buen lío, máxime teniendo en cuenta que el próximo rival es de altos vuelos: el A.Madrid en el Calderón. El conjunto de Lasarte deberá ofrecer la mejor de sus versiones para tratar de convencer y sembrar de nuevo la esperanza en la parroquia realista y conjurar al espíritu de Anoeta para tratar de amarrar la permanencia en casa. De los cuatro partidos que quedan por jugar en el estadio donostiarra, tres de ellos son ante rivales directos: tres finales que han de servir para seguir un año más en Primera.
Para ello Lasarte deberá saber motivar a sus jugadores, a los que parece que se les ha acabado la chispa. Los llamados a ser 'buque insignia' del equipo se han venido abajo: Griezmann lleva un mes apático y Prieto parece haber menguado en las últimas jornadas y es tan sólo la sombra de lo que debe ser. El último en sumarse a la lista de horrores es Zurutuza, quien el pasado domingo jugó el peor de sus partidos. Echo en falta en el campo del espíritu que, hoy por hoy, sólo Joseba Llorente es capaz de mostrar. Necesitamos sentir de nuevo su intensidad en el campo, para insuflar algo de rabia y sangre a un equipo apagado. Quedan veinticuatro puntos en juego y conseguir seis de ellos podría bastar para conseguir la permanencia. ¡Podemos!
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