jueves, 29 de marzo de 2007

Identidad

Como la mayoría de los problemas del mundo, los de la Real (en plural), tienen nombre y apellido: FALTA DE IDENTIDAD. La identidad es eso que se forja durante un periodo más o menos largo de tiempo mediante unidad de criterios en las acciones que se realizan, una serie de ideales que se respetan, una determinada forma de ser coherente con esos ideales… En el caso de la Real hablamos, además, de una identidad casi centenaria, una identidad que ha sido la carta de presentación del club txuri urdin en su casi un siglo de vida.

Una de las causas que ha provocado esa fractura en la identidad txuri urdin es el gusto de los últimos consejos directivos por la improvisación, o, lo que es lo mismo, la utilización excesiva de los parches. Me explico. Desde que la Real Sociedad entró en esta dinámica de intentar esquivar el descenso a la Segunda División, el club ha optado por malos fichajes cada verano. Siempre la misma historia: sondear el mercado, tantear un par de jugadores, y, en última instancia, traer refuerzos desconocidos y sorprendentes. Todo muy improvisado. Fichajes que no cuajaron por muchas, diferentes y cómicas razones a veces y que provocaron la urgente necesidad de sondear el mercado de nuevo en diciembre, donde se trajeron nuevos parches que al verano siguiente había que remendar. Todo muy improvisado siempre. Y faltando además a una de las premisas de la Real en lo que a fichajes se refiere: Pocos fichajes, Baratos y Rentables, tanto económica como deportivamente.

Así, nos encontramos ahora con que la mayoría de los jugadores habituales del equipo no llevan aquí ni un año. Lo triste es que, en Segunda o en Primera, el año que viene tampoco estarán aquí. O sí, pero no jugarán. Vendrán otros, ya que lo de crear un grupo es algo obsoleto. Antaño quedan esos tiempos (no tan lejos) donde podías decir de memoria la alineación tipo de la Real de los últimos años sin apenas novedades. Y eso, en el campo, se nota. Y es otra de las pruebas de que somos infieles a nuestra forma de ser, a nuestra identidad.

Pero volvamos al problema de la improvisación. Y es que los parches provocaron una gran crisis en el mayor orgullo realista. Los fichajes fueron taponando la salida principal de abastecimiento de este equipo: la cantera. A medida que el primer equipo se llenaba de parches y más parches (alguno de los cuales, emigraron durante años por el extranjero para acabar de vuelta ya que nadie los quería), la cantera se encontró el ascensor al primer equipo tan ocupado que optaron por progresar por otra vía: emigrar a un sitio donde asegurarse un futuro. Curioso, porque la mayoría de los que vinieron de fuera en ese ataque de improvisación no llegan a la suela de los zapatos a esos otros guipuzcoanos. Arteta, Iraola, Aduriz, Llorente… y una enorme lista que amenaza con continuar.

Y es que la improvisación dejó de lado esa inútil teoría (así parecen pensar los mandamases del club) de mirar las cosas a largo tiempo. Cuidar y mimar la cantera desde abajo, con ojeadores en todos los campos, sin dejar escapar a juveniles prometedores para, después no lamentar errores. Pero no sólo no se ha sabido mimar a los más jóvenes, sino que mientras gente como el actual presidente gozó de una despedida digna en su día, otros como Alberto, buen portero, gran profesional y realista hasta la médula, hubieron de salir por la puerta trasera, sin poder despedirse de la afición.

Aunque ahí, en la afición, está parte del problema. Y es que esta pérdida progresiva de Identidad ha tenido una meta clara: convertir a la Real en un equipo como otro cualquiera, algo que la afición ha interiorizado en su mayoría, dejando de lado esos valores de los que hablamos más arriba. ¿Resultado? Más que el portazo de la Real le habrá dolido a Alberto la frialdad de una afición que no supo valorarle y llegó a proferirle sonoras pitadas. Y es que, viendo al Madrid o al Barça, lo de casa ya no convence.

El problema de la Real es fácil de solucionar si se abren los ojos y se hacen las cosas bien. La cuestión sería la paciencia, ya que recuperar la identidad no sería cosa de un día. El problema es que quizás la única manera de volver a ser nosotros, sea bajando a Segunda División y que la humildad nos devuelva al sitio donde merecemos estar: en Primera División con nuestra peculiaridad y nuestra idiosincrasia. Esa de la que estamos renegando y que nos está conduciendo a un pozo sin fondo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien articulo de opinión. Yo estoy de acuerdo en lo de la pérdida de identidad, pero no creo que bajar a segunda sea bueno en ese sentido.

La afición de la Real es una de las peores que conozco, y pienso que bajando a segunda, dará la espalda a su equipo mayoritariamente. Eso traerúa un gran perjuicio económico al equipo, pero que le vamos a hacer.

Ahora nos venden la moto de que la afición está a muerte con el equipo, que Anoeta se llena y tal y tal. Si miramos la gente que acude hoy a anoeta , que seran unos 25000, y le quitamos las 9000 entradas regaladas...es facil echar calculos.