Numancia 2 - Real Sociedad 1
Jugaron:
Numancia: Jacobo, Juanra, Pavón, Boris, Beranger, Nagore, Del Pino (Quero, min. 84), Moreno (Carmelo, min. 70), Julio Álvarez, Brit, Bolo (Palacios, min. 60)
Real Sociedad: Riesgo, Casillo, Víctor López, Labaka, Gerardo, Aramburu, Garitano, Estrada (Elustondo, mim. 46), GariUranga (Delibasic, min.71), Xabi Prieto, Diaz de Cerio (Skoubo, min.84)
Goles:
1-0: Nagore (min.9)
1-1: De Cerio (min. 62)
2-1: Carmelo (min.91)
Las tradiciones están para cuidarlas, respetarlas y cumplirlas. Y Euskadi es una tierra donde tienen una gran importancia, un gran arraigo. Y es que, aunque muchas de ellas con la lógica y la mentalidad actual nos parezcan absurdas, estúpidas e incluso negativas, al final, renunciamos a dejarlas de lado. Y en eso, cómo no, la Real Sociedad no puede ser la excepción. Por ello ayer, quiso regalarles a sus aficionados una porción de tradición. Para que no olvidemos quienes somos, para que, echando a volar la ilusión, no dejemos de lado esas cosas que no cambian, para que, después de cuatro jornadas sin perder, seamos conscientes de que, en el fondo, perder es la costumbre, para que recordemos que el ascenso, jamás será algo fácil. Así, un gol en el último minuto desdibujó la sonrisa a cada uno de los aficionados que se había desplazado a Soria. "Esta historia me la sé", pensaban "pero la tenía olvidada". Mal hecho, y eso es lo que la Real quiso recordar ayer. No dejemos de lado las tradiciones.
Y es que ayer, la Real dejó escapar dos valiosísimos puntos ante un rival difícil y más mirando el calendario que viene. Pero es lo de siempre: las jugadas a balón parado mal defendidas y los últimos minutos en los que vuelan puntos. Para no variar.
Hay varias claves en la derrota de ayer. No hay duda que una de ellas son las jugadas a balón parado, esas en las que la Real suspende desde hace años y nadie hace nada para evitarlo. Los dos goles del Numancia llegaron así, pero lo curioso es que el nuestro también. Parece que poco a poco, aprendemos a sacar petróleo pero seguimos sin saber cómo evitarlo cuando es el otro equipo quien tiene en su poder esa ocasión. Otra de las claves del partido fue el primer gol, tempranero y que llegó para desahuciar un poquito a una Real que salió enchufada en los primeros minutos. Y la tercera de las claves es que el equipo, ayer, no fue capaz de enhebrar jugadas de ataque. Curiosamente, Aranburu ofreció en el centro una de sus mejores versiones, pero el resto del ataque no tenía encendido el botón de crear. Las bandas estuvieron muertas.
Parece que situar a Xabi Prieto en la izquierda es un gran desacierto. Como consecuencia ayer, se perdieron las dos bandas, el 24 en ese lado no es igual de incisivo y peligroso y en la derecha se pierde su comunión con Gerardo, que en los últimos partidos gustaba e ilusionaba a las gradas. En la segunda parte la opción fue Prieto de media punta, donde lo máximo que ofreció fue voluntad. Casi todas las jugadas de peligro del equipo en los últimos 45 minutos pasaron por él, pero desde esa posición tampoco es el mismo.
Así, el partido fue igualado, disputado e incluso bonito. O entretenido, al menos. En las gradas y en el campo. Las ocasiones las tuvieron los dos, pero cuando parecía que el gato al agua se lo iba a llevar la Real, ya no en forma de victoria, pero sí con un empate valioso ante un rival "directo" (con lo que queda de liga), llegó esa jugada. La jugada. Falta (inexistente), saque de la misma, un hombre solo y gol. Que historia más repetida. Y no por ello, deja de sorprendernos. Qué facilidad para echar al traste todo el trabajo de un partido.
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