Supongo que es hora de ir haciendo una crónica del viajecito a Soria... Y la verdad, es que se me antoja difícil, más que nunca quizás. Puede ser porque fue un viaje con algunos sentimientos encontrados, o puede ser porque en Soria viví algunos momentos que soy consciente que jamás lograré describir como se lo merecen...sea como sea, allá voy, de perdidos al río...
Una vez más, una mañana más, a su lado, camino a un bus, camino a una jornada realista, camino a otro partido de fútbol, camino a una nueva matada para el cuerpo. En Gros espera la tropa, arriba y en marcha. Después de un viaje de ida BASTANTE tranquilito (si obviamos el meadero público, que nos quitaran nuestro sitio, que no me dejaran casi bebida para después de desayunar, que paráramos en una gasolinera de determinada firma petrolífera, que se metieran con mis gafas -esas que luego todos desearon-, etc. etc. etc), llegamos a Soria. Algunos con tantas ganas que al lado del mismo bus se pusieron a mear.
La Plaza del Pueblo, como algunos la llamaban, era la cita de una increíble concentración de Ferraris. No es que fueran muchos pero es lo más cerca que voy a estar de tantos juntos: F-40, F-50, Testarrosa, Maranello, Spider... en fin.... Eso sí, cada loco a su tema. Algunos a los coches, otros a por lotería, otros (defecto profesional) a la mesa informativa donde se repartían panfletos reivindicativos, y los más a beber. Con precios aleatorios, eso sí. Que si ahora 12 euros por el katxi y dentro de un rato 9 por el katxi y el pacharán.
Así, entre risas, ventas de boletos (alguno descubrió su verdadera vocación) y bebidas, discurrió la mañana. Que si cómprame un boleto, que si Orereta va pedo, que si tu abrígate que te vas a acatarrar, que si que zapatillas más feas, etc. Un poco de todo, los coches que allí siguen, y la plaza cada vez más llena y cada vez más txuriurdin. El ambiente se anima cada vez más y la gente se desplaza ligeramente para comer, entre cánticos y más bebida y algún que otro perro(de los de verdad digo). Los sorianos felices y asombrados, los realistas felices y borrachos.
El campo está lejos -dicen-, así que, con la cara tatuada, rumbo a Los Pajaritos y la última en un bar cercano. Fotos de rigor y para dentro. A alguno le quitan la bufanda, a otros el desodorante, a otros les retienen... Al final, todos al solete. Y mis gafas que son la envidia del lugar. La animación en la primera parte se ve ensombrecida -nunca mejor dicho- por las manos que hacen de visera para intentar ver mejor.
Sin embargo, la afición realista sacó lo mejor que tiene al inicio del segundo tiempo. 20 minutazos seguidos cantando y animando, con el mismo soniquete: ERREALA!!!! Pasara lo que pasara en el campo. Y, realmente, se convirtió en el jugador número 12. Impuslado por la afición, la Real comenzó a jugar mejor y marcó el gol que hizo los delirios en la grada. De nuevo, la familia txuri urdin demostró que, lejos de Anoeta, no tiene igual -con alguna sonrojosa afición al parecer si vamos en grupos reducidos hay que hacer protestas pero si hay más gente hay que salir hasta en fotos de periódicos (yo me entiendo)-. Una segunda parte ejemplar y emotiva. Una segunda parte de pasión y de color blanquiazul. Hasta que el gol dibujó cara de tontos a todos.
Pero también entonces, y como ya demostrara la temporada pasada, la afición se levantó y volvió a gritar con más fuerza que nunca. Poca recompensa, un tímido acercamiento de Labaka, y camisetas de Riesgo, Delibasic y Prieto a las gradas. Los demás ni eso. No hace falta, la Real no son ellos, la Real son los que estaban al sol en la primera parte, los que estaban de pies o sentados en las gradas, los que dejaron la voz y las manos gritando y aplaudiendo.
Sobre lo que pasó después del partido en el campo, no voy a hablar. Trato denunciable, injustificable e inexplicable de quien nos vino a despedir. Que se pudran. Y luego, vuelta cansada en un autobús con un "animador" de lujo. El Gran Claxdio Bravo, que, ebrio de... de todo tipo de alcohol mostró sus dotes como matemático, como humorista, como político...un verdadero show, y un auténtico caballero en su despedida final.
En lo personal, lo dicho, un día de sensaciones encontradas. En general y en realidad, el día fue increíble, la compañía insuperable. Algo empañó las emociones durante unas horas pero finalmente, la sonrisa de determinada persona hizo borrar todo lo anterior. Risas, alcohol, txuriurdin, bromas, recuerdos, abrazos, cánticos, chistes... el conjunto de todo lo vivido durante todo el día hizo de Soria uno de los mejores viajes que he hecho con la Real. Claro, que siempre digo eso. Y que siempre siga así. Los veinte minutos de canción continuada los guardo ya en un cajón de mi baúl personal de los recuerdos, como uno de los momentos más bonitos vividos con la Real en un campo de fúbtol. Y ahora, a preparar la próxima: Ferrol.
1 comentario:
A pesar del resultado, de un baño improvisado en un momentin, de peleas con el boli, de vallas x los suelos, con moraton incluido.. sin k nadie se de x aludido.. con ferraris x todos laos, con el p.. sol dandonos en la cara durante toda la primera parte, y con muxas cosas mas k al recordar me hacen sonrier, auqn sin olvidar a los k nos lo kisieron joder... sin duda alguna un viaje INCREIBLE, x lo bien k lo pasamos, x la gente con la k estabamos y x el ambiente dl partido, estoy de acuerdo contigo esos 20 minutos o lo k fuera, si k fueron increibles, solo recordarlo se m ponen los pelos d punta.. sin duda alguna un viaje mas para no olvidar y recuerdos imposibles d borrar! Gora Erreala!
Fani
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