lunes, 5 de noviembre de 2007

Los buenos del cuento

Hay días en los que una mira a su alrededor y se ve y se siente sola. Sola contra un mundo inesperado e irreal pero no por ello sorprendente. Un mundo kafkiano e incoherente que decide aplaudir un día lo que otrora despreció y criticó. Ya no quedan voces, ni ganas, de discutir el tema. Ni tan si quiera quedan fuerzas para, en un pequeño esfuerzo, tratar de explicar porqué se va a contracorriente. Pero siempre, en esos momentos, hay algo o alguien que te ayuda a coger impulso y a defender lo nuestro. Que no nos quiten el derecho a soñar, a sentir.

Los chinos. El tema más repetido en cada esquina, en cada bar y en cada oficina de Gipuzkoa. ¿Y tú de quién eres?, rezaba el anuncio. Algo similar ocurre aquí. Maniqueísmo 100%: o de los chinos o de los del consejo actual. Nunca existen las medias tintas, ya se sabe.

Que digo yo, que mala memoria tienen/tenemos los guipuzcoanos. Tanto que se nos olvida que los que ahora tenemos que aborrecer fueron los salvadores de las garras del ogro. Un ogro que en su día fue la cura deseada a otra bestia de algún cuento inventado. Qué fácil olvidamos y qué fácil cambiamos de opinión. ¿Cuánto tardarán los chinos en ser los malos del cuento? El problema es que, entonces, quizás, sea tarde. Y ya no nos quedará el derecho a soñar. Por lo menos no con la Real. Porque, ya no será nuestra.

6 comentarios:

Xabier dijo...

No sé, a mi el cuento este me suena demasiado la verdad. Llevo ya muchos años oyendo que había que cambiarlo todo de arriba a abajo, que era urgente cambiar el rumbo y quq era necesario un cambio radical cual programa de la televisión que nos arreglase todo.

Y generalmente ese supuesto cambio se ha dado. Y estamos como estamos. Obviamente cuando las cosas van mal hay que cambiarlas, pero para cambiar las cosas lo primero es pensar en qué se ha hecho mal, ya que aquí se ha vendido constantemente cambio y la Real no ha tenido un solo momento de estabilidad institucional y deportiva. El entrenador más estable ha sido Amorrortu, y mira por dónde los resultados de los demás lo han hecho bueno, porque al final el final de este cuento (digno de Allan Poe) estaba más cantado que un "Fueron felices y comieron perdices".

Personalmente creo que deberíamos de ver donde estamos, asumirlo, entenderlo y comenzar de ahí a hacer las cosas de otra manera. Yo no tengo ninguna confianza en esta junta, me han defraudado muchas veces y seguirán haciendolo; pero en su día consiguieron implicar a mucho y mucho accionista (y socios en general) y ahora muchos de esos se mueven otra vez por un cambio. Pero ya esa idea de "peor que estos no lo van a hacer" carece de sentido. Cambiar por cambiar, sin saber qué se quiere hacer es rídiculo.

Y para eso, como cuando se plantea un cuento (al menos en el euskaltegi lo hacemos así) primero hay que desarollar los personajes y luego la historia. Es decir, qué somos y qué queremos ser. Asumiendo donde estamos (el contexto) y nuestros límites, intentar que este cuento vuelva por un camino feliz, que no siempre es el del oro que reluce. Ejemplos no nos faltan en los cuentos. En los que leemos, y en los que nos vende.

Anónimo dijo...

Yo tambien estoy en contra de los chinos y en contra de todo quien quiera que la Real la controlen unas pocas personas.
A favor de que la real este atomizada. Gora erreala gurea delako, Aurrera Txuri-Urdinak!!

Anónimo dijo...

Yo creo que la Real no es nuestra, ya que es una SAD. Por lo tanto, me da igual que el jefe sean 5000 accionistas, o que el jefe sean 3 chinos, yo nunca podré decidir.


Borx

Unknown dijo...

Hay una diferencia abismal, borja........

Anónimo dijo...

Que mala pinta tiene lo de los chinos...

Anónimo dijo...

Lo importante no es el QUE se gana, es sobre todo el COMO se gana.
AURRERA!