lunes, 13 de octubre de 2008

Oscuro empate

Real Sociedad 0 - Xerez 0

Real Sociedad: Zubikarai; Carlos Martínez, Mikel González, Labaka, Castillo; Bergara, Aranburu, Sergio, Estrada (Necati, min. 63), Marcos (Sio, min. 84); Díaz de Cerio
Xerez:Chema; Mendoza, Martí Crespí, Aythami, Francis; Moreno, Bergantiños, Momo, Viqueira (Silva, min. 88), Carlos Calvo; Calle (Antoñito, min. 65).

Llama la atención la variación de estados por los que ha pasado y pasa, la Real Sociedad y su entorno tras este inicio de temporada. De la euforia más desmedida, por parte de algunos, se ha pasado al derrotismo y pesimismo más desesperado. Todo ello, cierto es, motivado por las distintas caras que los de Lillo han ofrecido en el campo.

El partido del sábado se presta más a varias lecturas que los dos anteriores. Hay quien destaca una leve mejoría y quien sigue pensando que fue más de lo mismo con un toque ligero de maquillaje que no enmascara lo que hay en la base. Lo cierto es que el sábado la Real volvió a mostrar las carencias que ya adoleció la pasada temporada, con esa falta de ideas en ataque que hacen a este equipo prácticamente incapaz de marcar. Vamos, que no metemos un gol ni al arcoiris, como se suele decir.

Lo mejor del equipo en el partido contra el Xerez, fue la zaga, lo cual dice muy poco sobre las capacidades de la Real. Ofensivamente las ideas del conjunto pasaron por tener la pelota y poco más. Es el fúbtol de Lillo, obsesionado con ser dueño del balón, pero eso no es sinónimo de nada, como reflejó el marcador y el juego desarrollado por la Real el sábado.

Lo cierto es el que la Real salió enchufada al campo, con ganas, quizás, de acallar los absurdos rumores que han volado por la ciudad en los últimos días. Pero fue más bien un impulso que obedecía al corazón más que a la calidad. Tras unos buenos primeros minutos la Real se fue diluyendo en un centro del campo sin ideas y aburriendo al personal. Pese a todo, los blanquiazules gozaron de varias oportunidades repelidas por Chema, el portero visitante, que pudieron haber significado un gol en el marcador de local.

En el centro del campo Markel debutaba como titular arropado por un Aranburu en horas bajas. Las peores, quizás, del gipuzkoano, que tuvo que soportar, además, algunos pitos por parte del ‘respetable’. Tampoco Sergio mostró el nivel esperado de él y lo peor fue que el virus de las malas tardes parece expandirse por el verde y afecto sobremanera también a Marcos. Así las cosas, el mejor en el aspecto ofensivo fue Carlos Martínez un auténtico portento que tapa sus carencias con su entrega y capacidad física. El más activo en su banda y en todo el campo el lateral pisaba campo contrario continuamente, con pocas posibilidades de sacar el balón, bien porque nadie se ofrecía, bien porque centrar tampoco es lo suyo.

La segunda parte nos acercó más al gusto de Lillo. La Real tenía el balón y lo tocaba plácidamente en su campo, y es que las ideas del equipo acababan allí. Tan solo Markel, en el centro, intentaba crear algo de juego, pero el realista estuvo menos acertado que aquella tarde contra el Málaga hace casi un año. El fútbol de la Real se limitaba a pasarse el balón y cuando la escasez de creación aparecía, retrasar la pelota hasta la posición de Eñaut Zubikarai. Además, con el paso de los minutos los jugadores fueron mostrando un peor estado físico, cansancio y menos ideas –aún-.

La entrada de Necati pretendía ser un revulsivo para el equipo pero el turco erró un disparo a placer sólo contra el portero. También Marcos, en el rechace de un córner, pudo marcar un fabuloso gol desde fuera del área pero Chema, de nuevo, atajó el disparo así como la respuesta de De Cerio. Poco a poco el Xerez fue ganando espacios y la Real acabó metida en su campo y pidiendo el final. La última jugada del partido fue un córner en contra. Da la sensación, aunque a Lillo no le gusta que se lo digan, que la plantilla es muy corta para suplir las importantes bajas que tiene el equipo, o bien que el entrenador no es capaz de rehacerse a las mismas. A pesar de todo, esto no ha hecho más que empezar.

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