Lo recuerdo como si fuera ayer. Llevábamos un año en la universidad así que Bilbao ya no era, para ninguna de las dos, territorio tan hostil. Alguna de esas nuevas amistades labradas entre aulas y campa era, incluso, del Athletic de Bilbao, pero lo llevábamos bien. No les quedaba otro remedio: llegamos a Bilbao en la época en que la Real Sociedad casi gana una Liga y nos hacía disfrutar con su buen fútbol.
Una de esas amistades nos consiguió las entradas: Era 27 de septiembre del año 2003, y vimos, por primera vez, a la Real Sociedad fuera de Anoeta. Lo mejor del partido estuvo fuera, durante la previa: el ambiente en los alrededores de San Mamés era espectacular. No me cansaré de decir que lo que más hecho de menos al estar en Segunda es ese Derby, esa fiesta del deporte vasco.
En el campo las cosas no fueron tan bien. No recuerdo ahora (han pasado ya unos añitos) si el partido fue interesante o no. Pero perdimos: 1-0. Nuestro primer 'viaje' futbolero y perdemos en casa del eterno rival. Eso sí, quiso el destino que en el descanso, cansados de los cánticos de apoyo al equipo enemigo, decidiéramos levantar el culo de nuestros asientos, y buscar compañía en un grupo de aficionados de la Real Sociedad. Uno de aquellos chicos suele decir que al vernos aparecer con la camiseta de Xabi Alonso, una, y la De Paula, otra, no se esperó gran cosa. Así es la vida. Aquel día nació nuestra historia con la peña Beti Erreala.
Como he dicho antes, han pasado unos años ya. A nuestras espaldas tenemos unos cuantos 'viajes', muchas decepciones, y unas pocas -muy pocas- alegrías. Lo peor llegó en Gasteiz, hace casi dos años. Uno de mis recuerdos más crueles. Lo mejor... Lo mejor ha sido todo lo demás: las victorias, escasas, los goles, las camisetas regaladas y dedicadas, las copas compartidas, los chistes, las bromas sobre 'nuestros garrulos', las horas de autobús, los móviles ahogados... e incluso los momentos olvidados. En Santander vivimos también un patético (y en su momento acojonante) momento para el olvido, que nada tiene que ver, aunque así lo quieran vender las cabezas huecas de cada barrio, con el deporte.
Ahora tenemos unos cuántos años más, más sabias, o más viejas. Hemos aprendido a asimilar mejor las derrotas, o eso quiero creer ahora que vamos bien. Tenemos unos cuántos kilómetros a las espaldas, y unas muchas historias que contar. Y con los años, lejos de desencantarnos, aún somos más de la Real.
Este fin de semana celebramos las bodas de plata en Salamanca. Es nuestra vigésimo quinta salida con la Real Sociedad. No sé si ganaremos, pero lo que no dudo es de que lo disfrutáremos como nunca. No necesitamos mucho: buena compañía en las gradas y la Real Sociedad en el campo. Diversión asegurada. GORA ERREALA!
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