Osasuna 3 – Real Sociedad 1
Dicen que no sabes si algo te gusta hasta que lo pruebas. No siempre es así. Muchos intuíamos el martes, al ver la alineación planteada por Lasarte para el derby ante el Osasuna, que darle el timón del equipo a la dupla Elustondo - Markel Bergara no nos iba a gustar. Y no nos gustó. El entrenador de la Real Sociedad decidió dar descanso a Aranburu y Rivas, hipotecando la que para mí es la línea que peor cubierta tiene el conjunto donostiarra. El resultado: de la gloria al infierno en tan sólo cuatro días. Tras copar los halagos de la prensa deportiva por el partidazo ante el Real Madrid, el Osasuna le dio un repaso al conjunto txuri urdin.
Hay que decir que el temprano gol de la Real disipó hizo imaginarnos un partido más fácil, máxime al ver el torpe fútbol del conjunto local, que perdía balones con una facilidad exagerada. Pero, a pesar de ese balón regalado que Tamudo se encargó de introducir en la portería de Ricardo (el delantero realista lleva tres goles en los tres partidos que ha sido titular), la Real Sociedad sólo se impuso en el campo por deméritos del Osasuna.
El marcador señalaba el 1-0, los rojillos perdía balones constantemente y los de Lasarte no sacaban petróleo de la situación. Las bandas, que tan buen resultado dieron contra el Real Madrid, no rindieron al mismo nivel que el sábado anterior y en el centro los movimientos erráticos de Elustondo dieron alas al Osasuna, que comenzó a creer y a confiarse y se acercó a la portería de Bravo. El caos en el centro, unido a los fallos defensivos permitió el primer gol de los de Camacho en la Liga. Pandiani empataba el partido y para entonces, el millar de aficionados realistas desplazados a la capital Navarra veían venir la debacle.
Quedaban pocos minutos para el término de la primera parte y la Real Sociedad estaba completamente desfigurada. Los aficionados donostiarras miraban de refilón el reloj, ansiando el descanso pero Camuñas amargó las esperanzas realistas marcando el segundo tanto local. Si en el minuto 16 Tamudo hacía soñar con la primera victoria como locales, en el 45 la derrota parecía definitiva.
El guión no parecía cambiar en la reanudación, aunque Elustondo pasó a un segundo plano cuando Zurutuza decidió ponerse los galones y dirigir él mismo el juego. Incluso le puso un balón envenenado al propio Elustondo, que bien podría haber sido la jugada del empate. Lasarte dio entrada a Llorente en sustitución del centrocampista realista y, con el cambio de sistema y con Elustondo fuera del campo se vio una mejora versión de los donostiarras. Incluso comenzaba a parecer cerca el empate con las internadas de Griezzman, que saltó al terreno de juego en detrimento de Sutil, y de Prieto. Pero entonces, en un nuevo error defensivo, llegó el definitivo 3-1. Un doloroso pero necesario correctivo para aprender de errores que no se deben cometer. Dos lecciones claras, una para el equipo: todos los rivales son iguales y valen los mismos tres puntos. Para Lasarte: Rivas y Aranburu, hoy por hoy, son insustituibles. Cosa que tampoco me tranquiliza mucho.
El marcador señalaba el 1-0, los rojillos perdía balones constantemente y los de Lasarte no sacaban petróleo de la situación. Las bandas, que tan buen resultado dieron contra el Real Madrid, no rindieron al mismo nivel que el sábado anterior y en el centro los movimientos erráticos de Elustondo dieron alas al Osasuna, que comenzó a creer y a confiarse y se acercó a la portería de Bravo. El caos en el centro, unido a los fallos defensivos permitió el primer gol de los de Camacho en la Liga. Pandiani empataba el partido y para entonces, el millar de aficionados realistas desplazados a la capital Navarra veían venir la debacle.
Quedaban pocos minutos para el término de la primera parte y la Real Sociedad estaba completamente desfigurada. Los aficionados donostiarras miraban de refilón el reloj, ansiando el descanso pero Camuñas amargó las esperanzas realistas marcando el segundo tanto local. Si en el minuto 16 Tamudo hacía soñar con la primera victoria como locales, en el 45 la derrota parecía definitiva.
El guión no parecía cambiar en la reanudación, aunque Elustondo pasó a un segundo plano cuando Zurutuza decidió ponerse los galones y dirigir él mismo el juego. Incluso le puso un balón envenenado al propio Elustondo, que bien podría haber sido la jugada del empate. Lasarte dio entrada a Llorente en sustitución del centrocampista realista y, con el cambio de sistema y con Elustondo fuera del campo se vio una mejora versión de los donostiarras. Incluso comenzaba a parecer cerca el empate con las internadas de Griezzman, que saltó al terreno de juego en detrimento de Sutil, y de Prieto. Pero entonces, en un nuevo error defensivo, llegó el definitivo 3-1. Un doloroso pero necesario correctivo para aprender de errores que no se deben cometer. Dos lecciones claras, una para el equipo: todos los rivales son iguales y valen los mismos tres puntos. Para Lasarte: Rivas y Aranburu, hoy por hoy, son insustituibles. Cosa que tampoco me tranquiliza mucho.
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