AMEST BAT

Es realmente difícil plantarme ante este espacio en blanco a escribir algo sobre el viaje a Las Palmas cuando Xabi ya lo ha dicho todo antes....Pero, en fin, se hará lo que se pueda.
La verdad es que el viaje a Las Palmas fue más que el día del partido, aunque la verdad es que el fin de semana entero fue 100% ERREALA. Aún así, me limitaré a recordar las cosas que pasaron el día del partido.....

Sobre todo y ante todo, quien estuvo en aquel campo fue GURE ERREALA -como alguien quiso enfatizar antes del comienzo del partido-. Pero no porque los dos "dueños" de este blog estuvieran allí, sino que para mi, ese partido -todos en realidad- significó una demostración más de lo que significa la REAL. Fui hasta África (...) para ver esos colores, al margen del resultado, recibimiento o agradecimientos-, porque simplemente ver esa camiseta me hace sentirme feliz. Fui hasta allí acompañada de la persona que para mi lo que significa todo en mi vida, la persona que le da sentido a esta locura, la persona con la que aprendí a amar a estos colores, a volvernos locas, a ilusionarnos, a desesperarnos, a llorar, a ponernos nerviosas, a aburrirnos en un campo, a apoyarnos,...a todo. Y fui -o me encontré- allí con una representación de lo mejor que me ha regalado este equipo -sin que nadie se ponga celoso, con la mejor representación-: una persona que entiende la misma locura, la misma pasión por dos colores, que da sentido a esta historia, que te hace sonreír en la adversidad.... por eso, para mí, allí estaba GURE ERREALA: mis colores y mi gente.

Pero, y dejando de lado ya las ñoñerias, peloteos, cursiladas y demás...Vamos al tema.... Arriesgadas nosotras, que salimos de nuestro hotel con nuestras camisetas y bufandas de la Real, en un barrio lleno de banderitas españolas en los balcones.... Un paseo por la Playa y el lugar de encuentro más repetido del día: el NH IMPERIAL PLAYA, o lo que es lo mismo, el nada barato hotel donde se hospedaban los que visten la mejor camiseta del mundo -no sé si merecidamente-. Bien, ya tenemos las entradas. Los jugadores salen en 20 minutos así que esperamos, un par de fotos y primera petición: Xabi Prieto. Camiseta después del partido. Si, claro. Perfecto. Segunda petición. Aranburu. Misma pregunta. Ya la he prometido. Nada, ella que se queda -a priori- sin camiseta. Volvemos hacia el hotel -que está en donde Cristo perdió la sandalia o donde la Real perdió algún día el fútbol o De Pedro el amor propio (se aceptan apuestas, ¿cuál de los tres sitios está más lejos?)(abro otro inciso para decir que aún sin amor propio ni sentido del ridículo, el gran Javi sigue siendo el gran Javi), el caso es que, a lo dicho, volvemos al hotel para hacer el primero de la serie de favores que le hicimos a Xabi (y que voy a explicar para que no haya malentendidos, que si no alguien se pondrá celoso). Reservarle una habitación. De camino a nuestro hotel, vemos que después de 10 minutos de larga, cansada y dura caminata, los jugadores vuelven a su estancia tranquila, acogedora y nada barata para hacer vete tú a saber qué. Vuelta para el hotel -al de ellos- por la calle trasera no vaya a ser que nos vayan a ver. Grito. Gari!Partidua amaitu ta gero, kamiseta? Ez. Vaya, otro que la tiene prometida. Para -nuestro- hotel. La habitación individual vale 55 euros y justo llamada del de Andoain -oye que algo ya haremos, no reserves-.

De paseo por la ciudad -fea- hasta que llegue la hora de recoger al de Gros. Recibimiento incluido, Zipi y Zape deciden esconderse tras las columnas mientras llegan buses para que Xabi no les vea y salir con los cartelones. -prometo fotos-. Pero resulta que Xabi llega a otro sitio de esa plaza y por teléfono jugamos al escondite y al veo veo. Si yo estoy, si tú estás, si un avión, si casa roja, si casa azul. Preludio del parchís. Recibimiento incluido Xabi es bienvenido y montamos en un taxi. Segundo favor. Lo pagamos nosotras. Como penitencia, el hombretón del momento -juas- tiene que soportar al promesas del fútbol, ya ves, cosas de la vida, y llegamos al campo. Leve parada en un antro de mala muerte llamado centro comercial y para el campo. Ongi etorri unos, ariscas y no hay mujer vasca buena otros, a los de san sebastián no les des periódicos otros (y un amenazador qué cuando miramos atrás), un: uiba tú que haces aquí de una alumna del euskaltegi, los jugadores entran por allí de otros, etc.etc. Recibimientos dispares entre los que destacó los de la Guardia Civil. Un campo de tiro preparado al lado del autobús de la Real. No vaya a ser.

Una vez en el campo......de todo. Una mínima representación de Anoeta -nunca mejor dicho, penosa su actitud- una máxima representación del verde de Anoeta -pésimo partido- una repetición del partido de Copa -mira, no lo había visto-. Sin voz, saqué ánimos para entonar el Amets Bat en el descanso y volver a cargar las pilas. Ya sólo animábamos tres, a ratos una. Así tengo todavía la garganta. Fin del partido. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ YA NO SOMOS GAFES !!!!!!!!!! La alegría da lugar a una creciente indignación al ver que los jugadores, delante nuestro- pasan olímpicamente de nosotros y se van a la otra punta del campo, al túnel de vestuarios.Gari y otro llegaban los últimos cuando alguien debió de recordarles a "los pringados esos que se han metido tantos kilómetros para veros" -craso error, fuimos a ver a la Real-. El acompañante de Gari -aún sin identificar- tiene la geta de darse la vuelta desde la lejanía y dirigirnos dos tristes, simples e insultantes aplausos. Lo que hizo Gari ya lo sabéis.

Primera vez que veo ganar a la Real fuera de casa y salgo más cabreada que nunca. No puede ser. Movemos cielo y tierra hasta lograr un taxi que volvemos a pagar nosotras -un merengón- que nos deja en el cómodo, céntrico y 'quasi' lujoso hotel de la Real. En compañía de un chaval de unos 14-15 años un rato raro cuyo abuelo era de la Real. O eso decía. Llegan los futbolistas y ya sabéis lo que pasó. La mayoría no tuvo ni la cara de dar las gracias, se largaron corriendo. Xabi Prieto, además de su camiseta, se quedó a dar explicaciones y a pedir disculpas. Alguien del cuerpo técnico salta: ya ha ido Gari "todos son gari, no te jode", y el capitán se 'encara' con Xabi: "ez zaituztegu ikusi". Finalmente se largan todos como ratas menos Prieto, que agradece que hayamos ido hasta allí y vuelve a pedir perdón, admitiendo que estamos en todo nuestro derecho a indignarnos.

A partir de ahí, poca novedad más: cena, paseo, parchís, risas, olores, 'ronquidos', patadas, sueño, despertadores, despedidas, imitaciones, fotos, celos,llamadas telefónicas -con altavoz incluido-, athleticzales... y un sinfín de emociones, sensaciones y demás que lograron que esas horas fueran las mejores de todo el viaje.

SE FINI