No siempre tenemos la fortuna de la mano

U.D. Salamanca 3- Real Sociedad 2

Salamanca: Pagola (Pedro, m.73), Gañán, Pelegrín, Catalá, Dani López, Jorge Alonso, Alvaro, Isaac, Zé Tó, Sergio Postigo (Toti, m. 64) y Acuña (David Rodríguez, m. 40).

Real Sociedad: Asier Riesgo, Gerardo, Mikel González, Ansotegi, Gerardo, Garitano, Estrada (Gari Uranga, m. 46), Xabi Prieto (Larrea, m. 84), Elustondo, Aranburu y Delibasic (Díaz de Cerio, m. 46).

Goles:
1-0 Alonso, 02'
1-1 Gari, 48'
2-1 Alonso, 58'
2-2 Aranburu, 63'
3-2 David Rodríguez, 92'

No siempre tenemos la fortuna de mano. Lo cual implica que la Real tiene que mejorar muy mucho su juego si quiere afianzarse en los puestos de arriba. Pero quiere decir que ayer, en otro partido bastante malo en general, fue capaz de empatar el partido en dos ocasiones y pudo con ayuda de la fortuna y sin perjuicio arbitral llevarse los 3 puntos. Pero esta vez fue el Salamanca el que supo definir mejor.

El partido comenzó muy mal para los realistas con un gol en contra al segundo minuto recibido desde la banda izquierda. La Real partió de inicio con un sistema que ayer resultó totalmente ineficaz: con Garitano de pivote defensivo, Aranburu de organizador y Elustondo algo más adelantado (puesto en el que paso desapercibido). La idea era controlar el centro del campo para, con Estrada y Prieto alternándose en las bandas, buscar a Delibasic. Con este planteamiento la Real no pudo ni siquiera rozar el empate, los laterales no subieron ni por asomo y los únicos centres que se lograron hacer fueron por la izquierda y con la diestra, bombeaditos y sin ningún peligro. Los pocos centres rematables que hubo apenas encontraron a un Delibasic que trabaja a destajo sin fortuna. Por su parte el Salamanca tras explotar increíblemente la banda de Castillo en el primer gol, buscó la espalda de un irregular Gerardo y unos Garitano y Ansotegi desbordados por el juego raso con balones interiores del media punta charro.

En la reanudación cambios en los txuriurdin. Uranga en banda izquierda sustituyendo al inédito Estrada y De Cerio como único punta con un trabajo muy distinto al de Delibasic. Aranburu, lo único salvable de la primera parte con una demostración de juego como organizador, Elustondo como interior (que sin ser su mejor puesto parece rendir a veces mejor que de media-punta) y Prieto al centro con libertad de moverse a las bandas (creó así más peligro en 10 minutos que en la primera parte entera). Y empezó bien la cosa: gol con participación de los recién salidos. Tras un error de planteamiento, los cambios de Coleman parecían hacer efecto. Aranburu distribuía bien el balón y Prieto y De Cerio con su movilidad creaban algo de fútbol junto con el empuje de Uranga. Nada para echar cohetes pero suficiente para ganar el partido. El rival creó peligro sobre todo por la banda de Castillo pero al final fue a balón parado como se adelantó.

La Real achuchó y empató otra vez gracias a una genial volea de Aranburu que dejó a muchos txuriurdin (servidor incluido) más atónitos que contentos, quietos de pie mirándose entre sí. A partir de aquí la Real pareció querer ir a por el partido y tuvo algunos momentos buenos aprovechando las ganas de Uranga en banda y la creatividad de Aranburu y Prieto. Pero fue a un buen pase de cabeza de Elustondo la mejor oportunidad para la Real, que esta vez De Cerio no materializó. (Estábamos demasiado bien acostumbrados). Y tras esto la Real se fue apagando (el Salamanca sustituyó a su portero por lesión, y el nuevo no tuvo que intervenir más que para sacar de de puerta) (no es una exageración) y fueron llegando los problemas y las oportunidades visitantes. Hasta que, en un balón perdido por Gerardo en el centro del campo cuando intentaba construir, estuvieron a punto de sorprender a Riesgo desde lejos. Córner y algarabía en los visitantes, dispuestos a marcar el gol en los últimos instantes. Y el árbitro puso su granito de arena pitando el penalty en -prácticamente- el último minuto. Balón por la escuadra, nunca mejor dicho, y la Real que vuelve a casa con una derrota merecida pero injusta y que podía haber sido perfectamente una victoria. Pero eso habría sido precisamente eso, perfecto.