domingo, 27 de abril de 2008

La rueda sigue girando

Hace algo menos de un año a la Real le tocó vivir una de esas situaciones que la mayoría no habíamos conocido más que en la piel de otros. Para la Real fue un muy duro golpe por los muchos años que llevaba seguidos en Primera división y porque muchos pensábamos que siempre íbamos a verla ahí, otros puede que estén más acostumbrados o que no sea un fracaso total no estar en esa categoría, pero lo que es seguro es que por mucho que las expectativas fueren más bajas, por mucho que haya habido tiempo para asimilarlo, la experiencia del descenso siempre es triste en su consecución matemática.

Igual que nos tocó el año pasado, ahora les toca a otros, así como a algunos les tocará subir, confiemos en que estemos en esa segunda categoría. Pero sea como sea para mi el descenso de un equipo ya no es esa experiencia ajena, incomprendida, no es esa escena de tristeza paternalista por encima del hombro. Saber que el Levante ya ha descendido me hace pensar y recordar lo que fue nuestro descenso, con una perspectiva que quizás se olvide con el tiempo pero que desde luego el ascenso, por mucho que cicatrizaría la herida no haría olvidar a corto plazo.

No es que el Levante fuera santo de mi devoción, no le tengo ni mucho menos especial sintonía y aun no deseando a otros lo que nos paso a nosotros (es decir, sabiendo q es inevitable y prefiriendo que les ocurra a algunos y no a otros) hay equipos que prefiero que bajen a otros, incluso me alegraría por ello. Pero me alegraría porque son equipos que prefiero que estén en segunda, pero incluso con los más desagradables, aquellos a los que más antipatía tengo, me queda una pequeña pena de pensar que una parte de sus respectivos Gure Ametsa se les ha ennegrecido por un rato.

Bueno, quizás le damos demasiada importancia al éxito o al fracaso en algo que no deja de ser un juego, no ya solo una cosa bastante intrascendente y trivial como un deporte sino que incluso dentro de la lógica del propio deporte el éxito es algo sobredimensionado en tanto que responder a unas expectativas propias debería de ser algo más extendido. Sea como sea, un poco de pena hoy por los seguidores del Levante, aunque en el fondo posiblemente no será más que el recuerdo triste de una pena propia.

1 comentario:

Unknown dijo...

Sí...siempre me puse en la piel del otro, supongo que por la de años que hemos estado jugando con la piel del oso...Cuando nos tocó fue duro, más de lo que imaginaba...o quizás no.
Ahora, cuando te das cuenta de que todo sigue adelante (con una pequeña punzadita de dolor por ello), recuerdas aquel momento y te das cuenta de que siempre seguirá doliendo. Al menos a mí. Ese descenso, ese fracaso, esas lágrimas, esos minutos de Iruña, Anoeta y Valencia (aunque el descenso fuera por toda una temporada)...esos recuerdos siempre irán acompañados de un pequeño dolor.
Sin embargo, está bien darse cuenta de que es pasado, que la rueda sigue girando y que hay nuevos retos en los creer y a los que apoyar. Y quizás, por los que volver a sufrir.