martes, 16 de junio de 2009

Mi momento

La historia de los cien años de la Real Sociedad es en realidad una historia algo más reducida para mí. Al menos a efectos de recuerdos vividos; mi memoria sólo abarca los últimos quince-veinte años. Nunca he pisado Atotxa y no recuerdo nada de aquella Copa del Rey ganada en el 87, cuando yo no había llegado aún a cumplir los tres años. Haber nacido entre las Ligas y esa Copa me ha hecho ser heredera de aquel mágico equipo pero testigo del paso a Anoeta y de los Kodro, Oceáno, Alkiza, Uría, Loren, Albistegi, Luis Pérez, Alberto, y compañía. El año del subcampeonato aún sigue pareciendo un sueño, más bonito cuanto más lejano está en el tiempo, y la Champions en Anoeta un recuerdo para enmarcar.

Cierto es que en los últimos tiempos hemos vivido la peor parte del fútbol, pero no me quejo, tengo grandes gestas para recordar. El 5-0 al Athletic, aquella Liga que estuvimos a punto de ganar con un fútbol precioso y una primera vuelta entera sin perder un sólo partido, además de aquel glorioso 4-2 a los galácticos madrileños. He visto crecer y madurar a jugadores de la talla de Xabi Alonso o De Pedro, con el orgullo del escudo de la Real en su elástica. He visto a jugadores como Kovacevic o Kodro, entre otros, aprender a sentir el blanco y azul como un sólo color. He visto debutar a chavales para los que saltar al campo a pelear por la Real era lo mejor que les podía pasar. Y he visto al Aranburu 'crío' acabar convertido en el merecido y orgulloso capitán de un club, de una generación, y de una manera de sentir y vivir la Real.

Si a modo de resumen tuviera que quedarme con un sólo momento vivido resultaría una difícil elección. Lyon representa, además del techo realista en estas dos décadas deportivamente hablando, el nacimiento de una forma diferente de vivir el fútbol en el plano personal. El subcampeonato también merece su lugar en los puestos de honor pero, y aunque pueda resultar sorprendete, acabaría decantándome por un momento vivido el año pasado.

Primera vuelta de la temporada 07/08, la primera en Segunda. Tras un inicio difícil, el Málaga, el líder, visita a Anoeta. Por convicción, o por necesidad, el entonces entrenador optó por un once muy gipuzkoano. Y entonces llegó EL momento. Un cambio en la segunda parte que originó lo que Gure Erreala gusta en llamar, desde entonces, el Minuto Mágico. Durante unos minutos el once realista estuvo conformado, completamente, por canteranos de Zubieta. Un orgullo inolvidable que se refuerza con el resultado del partido: 2-0 al líder, realizando además, un fútbol de bastante calidad, ya que fue de los mejores partidos de toda la temporada. Romanticismo, sí, Ingenuidad, puede, Orgullo también.

2 comentarios:

Estefanía dijo...

Difícil quedarse con un momento.. desde aquel verano en el q arrastramos a nuestros queridos padres hasta las oficinas d anoeta para hacernos socias, x fin lo habiamos conseguido y kien nos iba a decir todo lo que ibamos a vivir desde aquel momento... han sido muchos momentos buenos, muy buenos y tb malos.. m kedo con todas esas tardes de domingo q esperanzados nos dirigíamos y dirigimos a nuestro templo.. xD con todos los viajes, con toda la gente q hemos conocido y campos x los q nos hemos movido :S y como no con ese viaje a las palmas, con nuestras camisetas, con nuestras "pequeñas locuras" y con la sonrisa q esboza mi cara cada vez q pienso en aquel día, a pesar de pasar x momentos no tan buenos como los que estamos pasando en el último tiempo a nivel de club, creo q somos muxo más, los jugadores vendrán, se irán, pero nosotros seguiremos ahí animando, sufriendo y apoyando a NUESTRA real.

Xabier dijo...

Yo espero tener siempre en memoria ese minuto, uno en los que más orgulloso me senti de seguir a la Real. Pero posiblemente el día en que más orgulloso me senti fue en Valencia. Así como Gasteiz en el no ascenso fue un día tristítisimo, y el Sadar el año del descenso fue triste pero bonito en otras cosas; en Valencia me senti realmente orgulloso de ser de la Real en Primera, en Segunda o donde fuera. Habíamos vivido a los jugadores y a la afición tristes en Vigo, pero con orgullo; en cambio verlos en Valencia, la gente animando y esa especie de tristeza que había y aun asi orgullo de la Real creo que fue mi momento en la retina.